4º Ingrediente. Una pizca de locura.
Siendo pequeños nuestras acciones son imprudentes, insensatas, temerarias y poco razonables. Vamos lo que definiría Serrat como “Locos bajitos”. Durante esa transitoria locura, somos felices. Y un palo, una caja, una paloma, una ola, un cubo de piedras, las luces, los gusanitos…, nos hacen felices.
Con los años, las circunstancias, las cosas que nos han ocurrido, el pensamiento racional que vamos adquiriendo, hacen que pasemos a ser de locos felices a adultos infelices.
Por eso, a todos esos pensamientos que me llevan a la infelicidad, los riego de pequeñas gotas de locura.
«Si la locura es felicidad, me declaro loco.» — Sombrero loco
«La cordura y la felicidad son una combinación imposible.» — Mark Twain
Los niños son felices porque no tienen un archivo en sus mentes llamado “todas las cosas que podrían salir mal”.
Para mi una de esas gotitas de locura consiste en transformar el ingenuo idealismo utópico en EUTOPÍA.