Estos días en el hospital mientras te acariciaba la mano para que te tranquilizaras he pensado un montón de veces en momentos vividos contigo y un momento que enmarcaría, el que elegiría para resumir nuestra vida. Me han venido a la cabeza, los churros que nos mojabas en el vaso de leche para enfadarnos, los desayunos de por la mañana, el olor de aquel bizcocho que hacías de limón, el sabor de los bocadillos de anchoas y perritos que hacías como nadie. He vuelto a saborear aquel vaso de leche caliente con azúcar que me tome para protegerme del frió mientras esperábamos un paso de semana santa, he vuelto a sentir la alegría de aquel día en el que nos encontramos la moto robada. He pensado en muchos de nuestros domingos , en aquel pan con aceite tostado al fuego mientras oíamos aquel anuncio que siempre sonaba en el carrusel deportivo, “soberano es cosa de hombres”. He sonreído al imaginarme aquellas tarrinas de los italianos, en pensar en la escena de cuando nos toco el pan, el jamón, el chorizo y el vino…nada más llegar a la feria. …Pero de todos los momentos me quedo con uno…esa escena la guardo en mi corazón, era verano, y los seis ibamos en nuestro renault 7. Mientras me daba el viento que entraba por la ventanilla, y me sujetaba el sombrero de paja iba contado las cosas que me habían ocurrido en las colonias de la herradura. Creo que en ese momento todos eramos felices, lo único que teníamos delante era un montón de tiempo y una caravana de camiones y coches, que nos hacían saborear aún más si cabe cada minuto en aquel coche.
Ese momento, pasado el túnel de Izbor, en aquellas continuas curvas,lo he guardado durante muchos años. Estos días, mientras te acariciaba me lo he imaginado una y otra vez. Ojala en tu piel se haya quedado parte de ese momento.
Te quiero mi Manuel Gutiérrez Durán.