Pifa Pifia. Agujetas

Agujetas: Dolor muscular tras un esfuerzo no habitual (Demostrado la criatura que dio la definición no hacía deporte)

Mi historia con el deporte siempre ha sido breve, como mucho 5 días. Es verdad que he tenido épocas de hacer ejercicio e incluso de estar apuntada a un gimnasio e ir hasta los sábados. Pero la tónica general es cero deporte en mi vida.

Mi mejor experiencia fue con el GAP. Hasta que me apunté, yo creía que GAP era una marca de ropa. Pero el primer día comprendí el significado de GAP (Glúteos, abdomen y piernas). Los 15 primeros minutos de clase, pensé que coño hago aquí. Hay una frase que dice mi gozo en un pozo, eso lo que me pasó a mi cuando la profesora dijo: “al suelo“. Por Dios, me dio una alegría, por fin empezaba a gustarme el GAP. Pero esa alegría duro un segundo, porque no se si fue peor estar de pie o tumbada. 30 minutos, haciendo abdominales y endureciendo los glúteos. Yo lo único que hacia era mirar a mis compañeras mientras sudando sentía un dolor intenso recorrer mi cuerpo y pensar: “pero son humanas“. El momento en que esa mujer dio las palmas y dijo: “muy bien, hasta el próximo día“; me faltó llorar.

Los días sucesivos, no fueron mejores, pero seguí yendo. Cada vez que salíamos y alguna amiga decía: “es que después me siento tan bien“. Por Dios pensaba yo: “vida pero si yo llevo sin sentarme tres días“.

Después de 4 días, contando 3600 segundos, porque eso es lo único que hacía cada día, no se le ocurrió otra cosa que decirle mi amiga a la profesora: “y si hacemos los ejercicios con pesas”. Pesas, pesas… eso sonó en mi cabeza varios minutos. Si los días anteriores, fueron para llorar, este no fue mejor. Ese fue mi último día en las clases de GAP. Así que cada vez que veo una sudadera típica de GAP, con las letras bien grandes, en lugar de babear como el perro de Pavlov empiezo a sentir un dolor horrible en mi cuerpo.

Estos días de confinamiento he pensado en volver hacer algo, pero poco a poco, a ver si soy capaz de llegar por lo menos a 6 días. Ya os contaré como van mis intenciones y mis agujetas. Porque la verdad, es que ayer me vine un poco abajo cuando Leo me dijo: “¿qué haces mamá?“.

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