Flor del desierto (1998) un libro autobiográfico de Waris Dirie. Una denuncia, un grito impotente ante una realidad injusta, castrante y asesina que padecen mujeres en todo el mundo… un libro de lectura obligatoria.
AUTORA
Waris Dirie nació en 1965 en la región de Gallacio, Somalia. Top model y escritora, es una reconocida activista en la lucha contra la mutilación genital femenina (MGF).
De 1997 a 2003 fue embajadora especial de la ONU contra esta práctica y en 2002 fundó su propia organización, Flor del Desierto (que es el significado de su nombre) para luchar contra esta aberración contra la mujer qua aún hoy, en pleno siglo XXI, se sigue cometiendo ante la pasividad de los organismos internacionales.
SINOPSIS.
La famosa modelo cuenta sus años de infancia y adolescencia en Somalia. Su relato se inicia en el inhóspito desierto africano donde la pequeña Waris, hija de una familia de nómadas, pasa unos años muy felices, rodeada por sus padres y hermanos; todos viven al ritmo del sol y la naturaleza, dejando pasar los días.
Pero su inocencia queda truncada de repente cuando a los cinco años le practican el rito de la ablación, una traumática experiencia que le dejaría unas secuelas terribles. No obstante, nunca más volverá a someterse a las tradiciones familiares y cuando su padre pretende casarla con un hombre mucho mayor que ella, decide escapar.
FRASES:
«Cuando una viaja por los caminos de la vida, resistiendo las tormentas, disfrutando del sol, de pie en el ojo de numerosos huracanes, lo único que determina la supervivencia es la propia fuerza de voluntad.»
«Siempre tratábamos de mostrarnos animados y optimistas. Nadie se quejaba, ni gimoteaba, ni decía cosas como «eh, hablemos de la muerte». La vida era muy dura, precisábamos toda nuestra energía vital para sobrevivir y ser negativos nos la agotaba.»
«La vida se hizo más y más dura. Y yo me endurecí con ella.»
«Y ya no había vuelta atrás. Como no podía retroceder, sólo me quedaba avanzar.»
«Aprendí que la dicha no está en lo que posees, porque nunca tuve nada y era dichosa.»
«Las guerras tribales, como la mutilación genital femenina, son producto del ego, de la mezquindad y de la agresividad de los hombres. Siento decirlo, pero es cierto. Ambas cosas tienen su raíz en la obsesión de los hombres por su territorio —sus posesiones— y las mujeres entran en esta categoría, tanto cultural como legalmente.»
MI MOMENTO CAFÉ.
PENÉLOPE
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