Los Reyes Magos
Cuando tu hijo nace y te coge el dedo, en ese momento pasa algo mágico, pasas de ser hijo a ser padre y pulsas: Acepto todas las condiciones del contrato.
El contrato están lleno de cláusulas donde la entrega y el amor es absoluto e infinito. Todas esas cláusulas se aceptaron con los ojos cerrados. Tanto es así que una de las condiciones es que Darías la vida por él. Y os pudo asegurar, que en esa cláusula ningún padre duda.
Ayer estuve pensando en la noche de los Reyes Magos en mi casa. Y me acordé del momento en el que abríamos los regalos. Vi las caras felices de mis padres, llenas de alegría e ilusión y sus manos vacías. Nunca me plantee porque mis padres no recibían nada. Era tanta la alegría que se podía ver en sus caras, que uno podía llegar a pensar que también habían recibido regalos.
Una de las cláusulas del contrato es que Las alegrías y penas de tus hijos las sentirás como propias.
Anoche sentí la misma alegría que sentían mis padres al ver a Leo buscando y abriendo regalos. Anoche sentí ese amor absoluto e infinito de mis padres. Creo que no hay mayor regalo.