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NUESTRA CASA EN EL ÁRBOL de Lea Vélez

Nuestra casa en el árbol (2016) el tercer libro en solitario de Lea Vélez.

«Escribir novelas es sencillo, lo difícil es escribir la vida y que resulte literaria” Lea Vélez

AUTORA.

Lea Vélez nació en Madrid, en 1970 al cobijo de una familia fanática de la literatura. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense. Pronto se dio cuenta de que además de escribir, le apasionaba el cine, así que estudió guion de cine en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid.

Ha escrito guiones de cine y televisión, entre los que se encuentran los éxitos televisivos: La verdad de Laura o Luna Negra. En 1996 recibió el segundo premio Terra-Antena 3 al mejor guión de largometraje por Como Las Olas-su primer guión de cine.

Ha escrito en colaboración con su amiga y co-guionista, Susana Prieto la obra teatral Tiza(2008), divertida sátira de la educación, que fue galardonada en 2009 con el Premio de Teatro Agustín González.

Ha publicado: dos novelas en colaboración (con Susana Prieto) y tres en solitario: La cirujana de Palma (Ediciones B, 2014), El Jardín de la memoria (Galaxia Gutenberg, 2014), Nuestra casa en el árbol (Destino 2017). Su último libro, es un ensayo literario, “La Olivetti, la espía y el loro”.

Su tercera pasión es y ha sido siempre la música y mientras estudiaba recorría los pubs irlandeses del barrio Madrileño de Malasaña versionando a Dylan o Fleetwood Mac; desde 2011 compone sus propios temas.
Lea Vélez tiene fuertes lazos con Inglaterra que le hacen pasar largas temporadas en la ciudad de Brighton, donde encuentra inspiración junto al mar y buenos amigos con los que tocar su música en directo.

Desde 2011 se dedica, sobre todo, a sus hijos y a la literatura.

SINOPSIS.

Tras la muerte de su marido, Ana decide que la vida de ciudad, las mil extraescolares, los problemas educativos, los infinitos deberes repetitivos y la dislexia galopante de su hijo mayor son demasiado para ella. No puede más. No tiene tiempo para vivir del modo que el sistema le impone y a la vez estar con sus niños. Entendiendo que ella es la mejor «profesora de extraescolar» para ellos, decide romper con todo. Escapa de un mundo derruido y lleno de dolor, vende todo lo que la ata a Madrid y se marcha al sur de Inglaterra, al hostal inglés que su marido le dejó en herencia.

Allí, en Hamble-le-Rice, un bucólico pueblo de pedernal junto a la desembocadura del río Hamble, Ana crea un mundo de humor, un entorno irreverente y liberal, en una antigua escuela de carpintería situada en el borde mismo del agua.

Sus hijos, Michael, Richard y María, gracias a su vida en plena libertad, extraerán de sus aventuras y experiencias personales sus propias vocaciones y destinos, demostrando que la excelencia puede alcanzarse a través de la sencillez, sin sacrificar la infancia en favor del futuro.

RESEÑAS:

«La mágica historia de unos niños insólitamente normales que encuentran el espacio y la libertad vital para poder llegar a ser quienes ellos decidan.» Planeta de libro

«La escritora Lea Vélez publica una novela en contra de la educación estandarizada […] Nuestra casa en el árbol (Destino), un canto a la libertad, la felicidad del ahora y el amor.» por Maribel Martín (El País)

OPINIÓN.

Muy buen libro repleto de grandes y hermosas reflexiones y frases de Las cuales destacaría una que (para mí) resumen el espíritu del libro: «Los hijos no nos enseñan a ser padres, nos enseñan a ser hombres. Hombres en el sentido humanístico de la palabra. Ellos no han dejado desde el primer día de darme ejemplos de grandeza de miras, de reflexión sin prejuicios, del concepto humano de libertad y dignidad que de forma innata persigue todo individuo.»

FRASES (de muestra un botón):

«Mamá, explícame una cosita, por favor. ¿Por qué existen los grandes hombres, pero no existen los grandes niños?  —Michael Collison, seis años»

«[…] es la duda que nos hunde. Lo más probable es que muchos te digan: “Te vas a hacer daño” o “te vas a caer”. No hagas caso de esas voces. Podrás. Eres fuerte. Todos somos fuertes, aunque no lo sepamos.. […] Había enterrado al amor de mi vida. Después de pasar por eso no había nada, nada en el mundo, que yo no fuese capaz de hacer […] No me dije: “Lo puedo hacer”; pensé: “Lo voy a hacer”, sin pasar por el puedo, sin pasar por la duda.»

«No había prisa. El tiempo solo corre cuando vamos contra él.»

«Todos mis errores me trajeron hasta ti.»

«La desgracia no es llanto. No se ve. Es un peso profundo, […] es una montaña invisible[…] Igual que hay alpinistas que coronan los picos más altos, hay madres que escalan a tientas su propia desgracia. Estas personas saben que el único camino de salida es hacia arriba. Actúan por instinto, como los animales. La desgracia es abrir los ojos a la verdad.»

«[…] en la vida pagamos precios muy altos por no estar atentos a lo inesperado»

—Es que yo no quiero ir por donde van todos —decía ella con mirada de podenco agresivo—. Quiero descubrir nuevos caminos. […] ¡No hay que tenerle miedo a lo desconocido! Lo que imaginamos siempre es peor que lo que va a suceder […] Hay que aprender a usar la inteligencia para ser feliz en lugar de ir todos por el mismo carril, formando un atasco, como borregos.
—Pero eso es agotador. Es ir a contracorriente.
—No. Es ir a favor de la corriente interior.»

«La felicidad es el resultado de hacer una resta. Es lo que queda después de quitarle al día todas las horas amargas, aburridas, inútiles o idiotas. Hijitos lindos, ¡que esa resta no nos dé nunca «a deber»! ¡Convirtamos lo prosaico en poesía!»

«No teníamos ni idea de nada y ya lo sabíamos todo.»

«—Ten cuidado con la broca. Después de taladrar, puede quemarte la piel.
Por supuesto, me quemé la piel. Hay que quemarse para aprender la lección.»

«Nada es más importante que la libertad. Creemos que nos gusta la infancia porque éramos pequeños y jugábamos, creemos que es nuestra patria porque disfrutábamos sin responsabilidades. Esos son elementos reales, por supuesto, pero la esencia, la única verdad, es que solo en la infancia fuimos libres (si descontamos el colegio) y ansiamos vivir así, que es vivir de verdad.»

«—Es que existe una cosa, solo una, que es más grande por dentro que por fuera.
—¿Cuál?
—El cerebro —le dije—. En el cerebro del niño más pequeño cabe una galaxia.»

«Ella me explicó que no se trata de fortaleza o indiferencia, que es simplemente el resultado de mezclar el amor propio con el secreto deseo de horrorizar a los demás […] Un valiente no es más que una persona tan cobarde, tan cobarde, que tiene mucho miedo de salir corriendo.»

«La libertad es la belleza del momento, el arte de vivir el presente, y tiene un reflejo dorado en los ojos de mi hermano, tiene aliento en su carcajada feliz y tiene el vigor de su desprecio hacia cualquier forma de sometimiento o castigo.»

«Mientras tanto, nosotros nos habíamos enterado por Jim de todo lo que pasaba en el mundo de los adultos, porque Jim, además de vagabundo y músico, era también una especie de anfibio que sabía respirar en el mundo de los niños y en el de las personas.»

«Ojalá fuera tan sabio como el día en que nací.»

MI MOMENTO CAFÉ

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PENÉLOPE

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