Cuando tengas que tomar una decisión escucha a tu corazón, porque será lo único que escuches cuando te encuentres sólo en el camino que vas a emprender.
Hace un tiempo recibí un mensaje que decía:
Hola Cristina: Soy Minerva, tu antigua alumna. Ay, quería decirte que me acuerdo mucho de ti y más en estos días en los que ando un poco perdida en cuanto al futuro se refiere. Me acuerdo de las historias que nos contabas acerca de que nunca habías pensado en ser maestra de economía y hoy en día sientes devoción por esta profesión. Pues bien, te hablo para saber si conoces algunos tips que me puedan servir para tomar decisiones importantes para el futuro.
Mi contestación fue:
Decirte que se quien es Minerva, mi alumna de primera fila del 2º C. No conozco a nadie ni nada que te pueda ayudar a tomar esa decisión. Sólo decirte que hagas caso a tu corazón. Recordarte que no siempre es fácil llegar a la meta, pero si resulta más fácil llegar algún sitio si sabes el camino o el objetivo que persigues. Por eso escucha a tu corazón porque será el único que con sus latidos te acompañará en ese camino.
Hoy al salir de clase, al encender el móvil me he encontrado un whatsApp similar. Durante todo el día me han sucedido distintos cosas en las que me ha venido una y otra vez la lección a la cabeza.
Los años me han enseñado que cuando tengas que decidir y no sepas que hacer, vuelve al vientre de tu madre, al fondo del mar, a la noche oscura, a la playa fría y oscura… aquellos sitios en los que te has sentido sólo y desnudo. Vuelve a ti.
En ese momento formula la pregunta, pero no te equivoques, no preguntes sobre qué ACCIÓN es la correcta, pregúntate cual es TU META. Una vez formulada, escucha a tu corazón, porque será el único que te acompañe en el camino que vas a recorrer hasta ella.
MI META la marqué hace muchos años, SER FELIZ. Cuando en una acción me he equivocado, no me he sentido mal, porque ESTABA VIVIENDO MI VIDA. Eso si, siempre he aprendido de cada paso que he dado, y más aún cuando ha sido el erróneo.