El tiempo entre costuras…
No recuerdo ni un sólo verano en el que no viese a mi madre coser y coser. Mientras yo tumbada en el pasillo, escuchaba el sonido de la máquina de coser y veía sus pies dándole al pedal, a la vez que rebuscaba retales y botones guardados en la lata azul de Nivea para hacer pequeñas creaciones.
Cuando llega el verano y vuelvo a “Grana” me encanta sacar el cesto de retales y los botones y pensar que puedo hacer… esto no sólo me pasa a mi sino también a mis hermanas.
Parece ser que la afición no se va a quedar en mi generación, sino que mi Leo también va a ser un amante de el tiempo entre costuras. Eso sí ahora cosemos al aire libre y bajo los olivos.

El pasillo en que pasábamos los veranos: jugando al Monopoly o al Petrópolis, leyendo, medio dormitando, escuchando a Elena Francis… Y todo presidido por ese cuadro: LAS PIANISTAS de Renoir. A veces perdía la mirada en ese cuadro e imaginaba posibles historias de aquellas muchachas que al,piano nos hacías más llevaderas las soporíferas tardes de verano en Granada.
Cuantos momentos y recuerdos guardan ese pasillo.